domingo, 1 de mayo de 2011

1º de Mayo: Contra el Pacto Social, defendamos nuestros derechos



La actual crisis capitalista nos está trayendo a la clase trabajadora y a las capas populares un retroceso histórico en nuestras condiciones laborales y de vida. Desde un primer momento la oligarquía y el gobierno a su servicio han ido diseñando toda una estrategia de implantación de medidas económicas y laborales que tienen como fin último hacernos pagar la crisis a la mayoría trabajadora.

No se ha dudado un momento en regalar, del dinero de todos, miles de millones de euros a la gran banca, en permitir que los suministros básicos de energía dispararan su precio, se ha permitido el deshaucio masivo de familias de sus viviendas, se nos roban las pensiones, se privatizan servicios públicos, se habla ya de copago en la sanidad, etc.

Ante este panorama de agresión en todos los frentes por parte del Capital y su gobierno, la clase obrera levantó con éxito su mayor arma que es la Huelga General, pero la traición de las cúpulas sindicales de CCOO y UGT aliadas con nuestro enemigo de clase se han lanzado a la firma del Pacto Social con el objetivo de desmovilizar y desarticular la capacidad de respuesta del conjunto de la clase trabajadora.

Por todo ello, desde los Comités para la Unidad Obrera (CUO) hacemos un llamamiento al conjunto de los trabajadores y trabajadoras del Estado español a manifestarse este 1º de Mayo haciendo patente su frontal rechazo al Pacto Social que sólo nos lleva a la pérdida de derechos históricos cuyas consecuencias serían nefastas, y llamamos también a organizarse desde la base en estructuras de resistencia de carácter asambleario (con independencia de la militancia sindical de cada cual y sin renunciar a ella) desde donde iniciar un nuevo camino de recuperación de la acción sindical de clase.

Por que en la lucha de clases quien no pelea retrocede.

Únete a los Comités para la Unidad Obrera (CUO)



1º De Mayo: ¿Día de fiesta o de lucha obrera?


El 1º de Mayo de 1886 la huelga por la jornada de ocho horas estalló en los Estados Unidos de norte a sur y de este a oeste. Innumerables fábricas fueron paralizadas y más de 300.000 obreros salieron a las calles a manifestar sus reivindicaciones. En Chicago, los sucesos desembocaron en provocaciones y violencia que culminaron con una masacre en la plaza Haymarket concluyendo con la detención de dirigentes socialistas y anarquistas y el posterior juicio amañado que condenó a morir en la horca a cuatro de los detenidos y condenó a otros a penas de cárcel inusitadas.

En 1889, durante el Primer Congreso de la Segunda Internacional Socialista celebrado en Paris, se decidió, que el 1º de Mayo conmemoraría con una jornada de lucha y reivindicación el recuerdo de los héroes de Chicago y de todos los que dieran su vida en adelante en aras de las luchas de los proletarios. Desde entonces, la mayoría de los obreros de la mayoría de países del mundo conmemoran ese día.

Paradójicamente, el 1º de Mayo no se celebra como día del trabajo en Estados Unidos sino como Día de la Ley (Law Day), otorgándole a los obreros el primer lunes de septiembre (un día sin significado histórico alguno), para celebrar su día (Labor Day) .

La jornada laboral de ocho horas tubvo que esperar en Estados Unidos hasta 1935 para ser aprobada durante el mandato de Franklin D Roosvelt.

Otros países como Canadá u Holanda tampoco celebran el 1º de Mayo.

En España, acabada de proclamar la II Republica, uno de sus primeros decretos declaraba festivo el 1º de Mayo y anunciaba la ratificación del convenio de Washington, que establecía la jornada de ocho horas. El gobierno se volcó en aquella celebración. En Madrid, en una foto de la época, aparecen el alcalde Pedro Rico, el ministro de Trabajo Largo Caballero y el profesor y escritor Miguel de Unamuno manifestándose cogidos del brazo el 1º de Mayo. A su lado, caminaban ministros como el de Hacienda Indalecio Prieto y otros.

Durante la dictadura de Franco se suprimió el 1º de Mayo y se estableció el día de la Exaltación del Trabajo (18 de julio, en conmemoración del levantamiento). Posteriormente, el Papa Pío XII, en uno de los sagaces movimientos tácticos de la Iglesia de “súmate al enemigo si no puedes con él”, declaró en 1955 el 1º de Mayo como la fiesta de San José Artesano (también conocida como San José Obrero). El régimen franquista se vio obligado a acatarlo celebrándolo con una demostración sindical como acto más importante, con un despliegue de actuaciones folclóricas y gimnásticas en el Estadio Santiago Bernabeu a los que asistía de forma regular el dictador.

Con los últimos coletazos del régimen (muerte de los 5 antifascistas tras el juicio farsa de Burgos, la venta del Sahara tras la marcha verde y la esclavitud para ese pueblo), por fin murió el dictador un 20 de noviembre de 1975 y pareció vislumbrarse un amago de cambio. Pero solo fue un espejismo, un engaño para que todo siguiera igual.

La legalización del PCE, la libertad sindical, la libertad de partidos políticos etc., todo ello amañado y comprados sus dirigentes, solo sirvió para que, como dijo el dictador y genocida “enano del Pardo”, todo quedara atado y bien atado.

Con el apoyo pactado por los dirigentes de partidos y sindicatos se instauró la monarquía borbónica en la figura de Juan Carlos I, se llevó a cabo una farsa de intento de golpe de estado (algo nunca esclarecido ni investigado), se promulgó y aprobó una constitución que apuntaló la continuidad del régimen anterior ya que no removió ninguno de los pilares sobre los que se sustentaba la dictadura genocida (ejercito, justicia, policía, medios de comunicación, iglesia y demás estamentos franquistas). Constitución, que concedió al Borbón un poder que lo sitúa por encima de la Ley. Constitución, que concedió en un primer momento algunos avances en las conquistas de los obreros mientras se consolidaba el poder, avances que comenzaron a desaparecer a raíz de la firma de los Pactos de la Moncloa y que siguen desapareciendo a día de hoy con la reforma laboral en ciernes y otras que vendrán hasta que esas conquistas terminen esfumándose.

Han pasado 125 años desde aquellos acontecimientos de Chicago. Desde entonces, ha llovido mucho y mucho agua ha corrido bajo los puentes. Entre aquellas fechas y las de hoy, han acontecido multitud de actos represivos, detenciones, persecuciones, asesinatos, torturas, ejecuciones,… que regaron con sangre la consecución de logros laborales y sociales, que mejoraron la calidad de vida de los trabajadores y dignificaron, aun más si cabe, las ya muy dignas luchas y conquistas del anterior proletariado en el mundo.

Este 1º de Mayo no pinta bien para los trabajadores de muchos países, incluidos de manera muy especial Grecia, Irlanda o Portugal, y, a la vuelta de la esquina, España. La situación en la que se encuentran los obreros de estos países es muy preocupante, por no decir extrema, y los logros conseguidos en los últimos años del siglo XX están hoy abocados a su desaparición.

Este 1º de Mayo se celebra en medio de la más devastadora crisis capitalista e imperialista mundial que esta descargando de manera inmisericorde sobre las espaldas de las capas más desfavorecidas del pueblo español, con la complicidad de los dirigentes sindicales utilizados por la burguesía como armas de poder para mantener y aumentar su cuota de ganancia a costa del sudor ajeno.

Con el aval de la aristocracia sindical colaboracionista y traidora, la burguesía esta descargando de manera brutal la crisis sobre la clase obrera en España: suspensiones, despidos, cierres de fabricas, desahucios por impagos, reducciones en los programas de salud publica y educación, justicia, jubilados con pensiones miserables, aumento de la edad de jubilación -65 a 67 años-, aumento de los años de cotización, congelación de salarios y pensiones, pérdida del poder adquisitivo, son algunos de los efectos de la crisis con los que nos encontramos este 1º de Mayo.

A esto, añadiremos un terrible aumento del paro –más del 20%- que alcanza cotas altísimas entre la juventud y las mujeres; el sueño imperialista de los gobiernos de PP-PSOE, con su participación en la agresión (en connivencia con los Estados Unidos y los países de la UE) a países soberanos como la antigua y desmembrada Yugoslavia, Irak, Afganistán, Líbano, y muy recientemente Libia, para lo que se han liberado cientos de millones de euros del erario publico mientras se recorta el sueldo de los obreros y los presupuestos del bienestar ciudadano.

La corrupción que salpica a los dos partidos mayoritarios PP y PSOE (reconocida incluso por el Consejo de Europa), donde los ladrones de guante blanco campan a sus anchas, la vergonzante bajada de pantalones de los dirigentes sindicales Méndez y Toxo que han vuelto a vender a la clase que dicen defender al aceptar la nueva reforma de las pensiones, el despilfarro de la banca con sueldos multimillonarios en las nominas de sus directores, las guerras imperialistas, la ingerencia de los bancos FMI, BCE y otros en la economía del país, unido a la aguda y decadente situación del capitalismo en España, nos demuestran con hechos lo que se ofrece a los obreros: miseria, hambre, jornadas infernales de trabajo, salarios miserables, muerte en los tajos, reforma de la negociación colectiva etc. Si añadimos además la privatización de las Cajas de Ahorros con ayudas millonarias como las concedidas a los bancos, debería ser suficiente para que la clase obrera no esté dispuesta a seguir entregando su vida para garantizar la ganancia a un grupo de parásitos dueños de los medios de producción y con derecho a explotar a la inmensa mayoría de la sociedad.

Por tanto, la conmemoración del 1º de Mayo no debe ser una rememoración festiva, sino que debe estar impregnada de combatividad, indignación y rebeldía ante la oscura realidad que aqueja al proletariado, no solo en España, sino en todo el mundo; un día en el que millones de obreros salgan a las calles a enaltecer el internacionalismo proletario, exponiendo sus reivindicaciones, demostrando que existen no solo para producir la riqueza de los burgueses, terratenientes e imperialistas, sino para crear las condiciones que cambien este sistema de explotación enterrando de una vez por todas al inservible sistema capitalista.

El 1º de Mayo debe convertirse en un grito unánime de todos los explotados y oprimidos para construir un mundo libre de la explotación, un día para estrechar los lazos de hermandad de los obreros de todo el mundo, un día para luchar contra los parásitos burgueses y todos los que los apoyan. ¡¡¡PROLETARIOS DEL MUNDO UNIOS!!!



PORQUE SOBRAN RAZONES PARA LUCHAR


Y SOBRAN RAZONES PARA ACABAR CON EL SISTEMA






¡¡¡ UN PRIMERO DE MAYO COMBATIVO!!!

El origen del Primero de Mayo


La feliz idea de instaurar un día de fiesta proletaria para lograr la jornada laboral de ocho horas nació en Australia, donde ya en 1856 los obreros habían decidido organizar un día completo de huelga, con mitines y entretenimiento, como una manifestación a favor de la jornada de ocho horas. Se eligió el 21 de abril para esa celebración.

Al principio los obreros australianos pensaban en una única celebración, aquel 21 de abril de 1856. Pero como esa primera celebración tuvo un efecto muy fuerte sobre las masas proletarias de Australia, animándolas con ideas agitadoras, se decidió repetirla todos los años.

Efectivamente: ¿Qué podría proporcionarles a los trabajadores más coraje y fe en su propia fuerza que un paro masivo, decidido por ellos mismos?

¿Qué podría proporcionarles más valor a los eternos esclavos de las fábricas y de los talleres que el reconocimiento de su propia gente?

Por eso, la idea de una fiesta proletaria fue rápidamente aceptada y comenzó a extenderse de Australia a otros países, hasta conquistar finalmente todo el mundo proletario.

Los primeros en seguir el ejemplo de los obreros australianos fueron los norteamericanos.

En 1886 se fijó el 1º de mayo como el día de la huelga universal. Ese día, 200.000 trabajadores abandonaron sus lugares de trabajo y exigieron la jornada laboral de ocho horas. Más tarde, la policía y el hostigamiento legal impidieron por muchos años la repetición de esa gran manifestación.

Sin embargo, en 1888 restablecieron su decisión y fijaron el 1º de mayo de 1890 como el día de la siguiente celebración.

Mientras tanto, el movimiento obrero en Europa se había fortalecido notablemente. La expresión más poderosa de este movimiento ocurrió en el Congreso Internacional Obrero de 1889. En ese Congreso, al que asistieron 400 delegados, se decidió que la jornada de ocho horas debía ser la primera reivindicación. El delegado de los sindicatos franceses, el obrero Lavigne de Burdeos, propuso difundir esa reivindicación en todos los países mediante un paro universal. El delegado de los trabajadores estadounidenses llamó la atención de sus camaradas sobre la decisión de ir a la huelga el día 1º de mayo de 1890, por lo que el Congreso fijó esa fecha para la fiesta proletaria universal.

Los obreros, al igual que treinta años antes en Australia, pensaban solamente en una única manifestación. Ese 1º de mayo de 1890 el Congreso había decidido que los trabajadores de todos los países se manifestarían juntos por la jornada de ocho horas. Nadie había hablado de repetir la celebración en años siguientes. Naturalmente, nadie podía predecir el enorme éxito que tendría esa idea ni la rapidez con que sería adoptada por la clase obrera. Sin embargo, fue suficiente celebrar el 1º de mayo tan sólo una vez para que todos comprendieran y sintieran que debía convertirse en una institución anual y permanente.

El 1º de mayo significaba establecer la jornada de ocho horas. Pero aún después de haber logrado este objetivo, ese 1º de mayo no fue abandonado. Mientras continúe la lucha de los obreros contra la burguesía y la clase dominante, mientras todas las exigencias no hayan sido satisfechas, el 1º de mayo continuará siendo la manifestación anual de esos reclamos. Y cuando lleguen días mejores, cuando la clase obrera del mundo haya logrado su objetivo, es probable que la humanidad entera también celebre el 1º de mayo, honrando las amargas luchas y los sufrimientos del pasado.



Rosa Luxemburgo
(febrero 1894)