domingo, 17 de abril de 2011

China: crecimiento económico y progreso social

Desde hace ya treinta años, China conoce, en el plano económico, un progreso que raramente se ha conocido en la historia. ¿Pero qué significan las cifras para la gente del campo y de las ciudades? ¿Se traduce también el crecimiento económico en un progreso para la gente?




El fuerte crecimiento económico permite a China alcanzar a las mayores economías del mundo. Hoy, China es la cuarta economía mundial. Solamente la superan Estados Unidos, Japón y Alemania.



En 2007, China casi había alcanzado a Alemania. Siguiendo el ritmo de estos últimos 5 años, China alcanzara a Japón en 2015. China y los Estados Unidos llegaran al mismo nivel en 2030: su economía tendrá el mismo volumen, pero el PIB chino por habitante aun será un cuarto del PIB norteamericano por habitante.



El crecimiento económico también permite un aumento de los ingresos del Estado. Durante el periodo 2002-2007, los ingresos financieros del Estado casi se han triplicado. En 2007, se elevaban a 5130 millones de yuanes (CNY). En el siglo actual, los ingresos fiscales del Estado han tenido un crecimiento anual medio del 22%. Gracias a este crecimiento de los ingresos, el Estado ha podido llevar a cabo importantes trabajos de infraestructura y mejorar algunos puntos débiles del desarrollo económico y social.



De una economía agrícola hacia un Estado industrializado



La agricultura tiene un peso cada vez más restringido en la economía. Estos últimos 30 años, la parte de la industria en la economía se ha mantenido más o menos constante, mientras que la parte de los servicios absorbe una parte importante de la agricultura.



La producción agrícola ya no representa más que un 11% del total de la producción económica. Pero en el plano del empleo, la evolución de la economía agrícola hacia la economía industrial es mucho menos rápida. China tiene alrededor de 764 millones de trabajadores: 325 en la agricultura, 192 millones en la industria y 246 millones en el sector servicios. El número de trabajadores en la agricultura disminuye de año en año: su parte porcentual en el total del empleo ha bajado a la mitad desde 1952, es decir desde el restablecimiento de la economía.



Casi 290 millones de campesinos han abandonado el campo y han ido hacia la industria y el sector servicios. En el campo, se ha desarrollado una industria que se han designado bajo la denominación de empresas de distrito o empresas de aldea, las TVE. En 1978, estas pequeñas fábricas y empresas comerciales empleaban a 28 millones de trabajadores. Hoy son 147 millones. Y otros 140 millones de habitantes del campo han ido a las ciudades y sus alrededores para ir a trabajar de forma temporal en la industria y el sector servicios.



Pese a estos enormes desplazamientos de población, un 42% de la población trabajadora sigue estando activa en la agricultura, la cría de ganado, la silvicultura y la pesca. Esta cifra nos demuestra hasta qué punto es aún China un país del tercer mundo.



Para hacer posible el desplazamiento de cientos de millones de trabajadores de la agricultura hacia la industria y el sector servicios, hacía falta que aumentara la productividad en la industria y los servicios; con menos personas, producir más productos agrícolas, de otro modo el país no habría podido alimentarse. Una condición importante para conseguirlo era la mecanización de la agricultura. Cuanto más mecanizada esté la agricultura, mas fácilmente se puede hacer una agricultura a gran escala y más aumenta la productividad.



Como en todos los países del tercer mundo, en China, el empleo sigue siendo uno de los principales problemas de la juventud. Cada año, hasta 2020, habrá alrededor de 15 millones de chinos que se incorporaren al trabajo. Cada tres años, se crea en China tanto empleo como la mano de obra total de Alemania, el motor económico de Europa. En 2020, el país tendrá 850 millones de trabajadores, es decir 6 veces mas que en... los Estados Unidos. En las ciudades, 510 millones de personas estarán empleadas, es decir dos veces más que hoy. El grupo más importante de nuevos trabajadores en las ciudades estará constituido, una vez mas, por una nueva masa de 30 millones de campesinos que, a lo largo de los próximos 12 años, irán a trabajar en las (nuevas) ciudades. La urbanización pegará un salto hacia adelante.



Rentas y poder adquisitivo



El banco mundial ha escogido la norma de 1 dólar al día como indicador de la pobreza: aquel que disponga de al menos 1 dólar al día se incluye en la categoría de ‘pobre’. Según el Banco Mundial, el número de pobres en China ha disminuido en 400 millones desde 1980. Y otra vez según el Banco Mundial, quedarían 80 millones de pobres. Este número disminuye de año en año.



Pero el crecimiento económico es desigual. Las etapas del desarrollo siempre comienzan primero en un cierto número de ciudades y regiones a lo largo de la costa. A partir de estos centros, el crecimiento económico y social se expande luego hacia las regiones más alejadas, pero con cierto retraso y, generalmente, a un ritmo menos elevado. La ciudad de Shanghai es uno de estos centros. Su zona urbana conoce desde hace 16 años un crecimiento económico de más del 10%. En 2007, la economía ha conocido incluso un crecimiento del 13,3%, es decir, claramente más elevado, una vez más, que en el campo.



Las diferencias en el crecimiento económico entre las ciudades y el campo se traduce también en las rentas: todo el mundo progresa, pero no al mismo ritmo. Lo que hace que se eleven las diferencias entre las regiones ricas y las regiones más pobres. Del mismo modo, también se elevan las diferencias entre las rentas de los campesinos y los trabajadores de la industria.



Durante el periodo 2002-2007, el ingreso disponible de los habitantes de las ciudades ha aumentado en media un 9,8% por año, tras deducción del alza de los precios al consumo. Se trata pues de un aumento del ingreso neto cada año. Entre 2002 y 2007, el ingreso neto disponible de los habitantes del campo ha aumentado en media un 6,8% cada año.



Solamente en el año 2007, el ingreso neto disponible del habitante de ciudad chino ha aumentado en un 12,2%. El del habitante del campo un 9,5%.



Se puede deducir este crecimiento del bienestar de las ventas en los almacenes: en 2007, tras deducción del alza de los precios, estas ventas han aumentado un 12,5%. El aumento de las ventas en los almacenes es más elevado que el aumento del ingreso neto porque los chinos ahorran menos y consumen más.



También vemos el crecimiento del bienestar con el coeficiente Engel, es decir el porcentaje de gasto en alimentos con respecto al gasto total para el consumo.



A medida que aumentan las rentas y que, tanto el habitante de la ciudad como el del campo, deben gastar menos en alimento, la cantidad de bienes de consumo duraderos aumenta.



La enseñanza



En 1977, el 66% de la población sabía leer y escribir. Hoy, el porcentaje ha pasado al 91%. China tiene la mayor red escolar del mundo. Las escuelas maternales cuentan con 23 millones de niños. La enseñanza primaria acoge a 108 millones de alumnos, la enseñanza media 60 millones, la enseñanza media general 25 millones, la enseñanza media profesional 18 millones. Un 98,93% de las niñas de 6 a 12 años cursan la enseñanza primaria. En los niños, el porcentaje es de 98,97. Casi un adolescente de cada 2, de 12 a 18 años, cursa la enseñanza media. Es sobre todo el número de estudiantes de enseñanza universitaria y de la enseñanza superior no universitaria el que ha aumentado de manera impresionante.



Así, China es el pais del mundo que cuenta con el mayor número de estudiantes universitarios y de escuelas superiores. Añadámosle 1,1 millones de jóvenes que cursan una enseñanza postuniversitaria. Alrededor de 200.000 estudiantes extranjeros están asistiendo a cursos en universidades chinas. En 1990, el 3% de los jóvenes de más de 18 años frecuentaban una universidad o una escuela superior. Hoy ya son 16%. Y según la planificación, serán 23% en 2010 e incluso 40% en 2020. Hoy, un 5% de los jóvenes que van a trabajar por primera vez se han beneficiado de la enseñanza universitaria o superior no universitaria. En 2050, serán un 44%.



La salud publica



El alza del nivel de vida y de la calidad de vida han llevado a una mayor esperanza de vida. Un niño chino nacido en 1950 tenía una esperanza de vida de 35 años. Desde entonces, esta esperanza de vida se ha duplicado.



Vemos cómo el desarrollo económico desigual por regiones se refleja igualmente en la esperanza de vida. Las cifras aquí arriba provienen de un estudio de la población realizado en el ano 2000. Desde entonces, ha habido cifras más recientes para ciertas regiones. En Beijing y Shanghai, la esperanza de vida ha pasado hoy a 79 años para los hombres y 81 años para las mujeres.



Sin embargo, los resultados de China en el plano de la salud pública son mucho menos buenos de lo que cabría esperar. Estos últimos 30 años, la economía ha conocido un crecimiento anual de casi 10%. Este crecimiento se nota claramente menos en el numero de camas en los hospitales y en los efectivos del personal medico y paramédico. El gran retraso e incluso el retroceso en el campo son inquietantes. Podemos ver aquí abajo el numero de camas en las instituciones de la salud pública (hospitales, maternidad, sanatorios, hospitales especializados, etc.) para cada 10 000 habitantes, en las ciudades y en el campo. Luego, podemos ver el numero de médicos y demás trabajadores de la salud publica por cada 10 000 habitantes.



Las cifras nos muestran cómo, bajo la dirección de Mao Zedong, se hizo mucho hincapié en desarrollar las infraestructuras de la salud pública y cómo el campo, respecto a ello, tuvo la prioridad frente a las ciudades. En 1980, había en el campo más instituciones de la salud pública y personal médico por cada 10 000 habitantes que en las ciudades. Esto es poco habitual, en un país del tercer mundo.



Pero con el comienzo de las reformas, en 1978, fue liquidado el sistema de cuidados sanitarios ligados a las comunas. Las autoridades pensaban que una liberalización acelerada de los cuidados sanitarios era la solución. Las consecuencias de esta elección son visibles: a partir de 1980, las cosas van de mal en peor en lo que respecta a los cuidados sanitarios.



El número de médicos y de trabajadores de la salud pública por cada 10 000 habitantes en el campo es el mismo que en 1980, mientras que en las ciudades, ha aumentado en un 250%. Hoy en las ciudades hay dos veces más médicos y tres veces más personal sanitario que en el campo. En el plano del número de camas de hospital por cada 10 000 habitantes, vemos igualmente que después de 1980, en el campo ha habido un retroceso que no se ha revertido hasta los últimos 3 años, y aun así de manera muy parcial. El número de camas de hospital se sitúa claramente por debajo del nivel de 1980-1990. En las ciudades, el numero de camas de hospital por cada 10 000 habitantes se ha multiplicado por 3.



En 2006, el presidente del país y presidente del Partido Hu Jintao y el gobierno del Primer Ministro Wen Jiabao han hecho del desarrollo del campo, incluyendo los cuidados sanitarios, la prioridad absoluta. También había sido el caso en 2002. Tenemos que constatar que hasta ahora los resultados son aún mediocres.



La vivienda



En China se construye tanto que hasta se ha convertido en un capricho. No solamente edificios públicos o grandes trabajos de infraestructura, sino también viviendas y apartamentos.



China cuenta con 48 000 empresas de construcción y 10 millones de trabajadores de la construcción. Con tal masa, lógicamente el número de metros cuadrados de espacio habitable tiene que aumentar considerablemente.



Antaño, en las ciudades o en el campo, 3 generaciones, o incluso 4 generaciones convivían juntas en pequeñas viviendas o apartamentos insalubres. Aquellos tiempos están casi superados. El progreso es notable sobre todo en las ciudades: estos últimos 30 años, las ciudades han visto crecer su número de habitantes en 442 millones. Pero el espacio habitable ha pasado de 7 a 27 metros cuadrados por persona, y no se ven barrios de chabolas alrededor de las ciudades, cosa muy inhabitual en un país del tercer mundo con una urbanización ultrarrápida.

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